Veamos si sabemos

Cómo preparar un examen

Cuando llega la época de los exámenes nos agobiamos y ponemos nerviosos. Sentimos que no llegamos y nos parece que no recordamos nada de lo estudiado.

La preparación de los exámenes no se limita a los días previos sino que hay que irla realizando de manera continuada durante todo el curso. Si nos hemos planificado bien, seguro que tenemos más posibilidades de éxito.

En anteriores entradas ya he mencionado que cada estudiante debe fijarse un ritmo de estudio, el que mejor se adecúe a sus características y condiciones personales.

Lógicamente, cuando se acerquen los exámenes tendrá que intensificar este ritmo. Si durante el curso basta con dedicar diariamente 2 / 3 horas al estudio, ahora habrá que duplicar el tiempo dedicado a afianzar nuestros conocimientos.

Si has llevado una buena planificación durante el curso, te permitirá llegar a los exámenes sin agobios, con una buena preparación, con los conocimientos asimilados. Además te facilitará que, aunque en estas fechas haya que intensificar el ritmo de estudio, puedas respetar tus momentos de descanso.

Una planificación acertada permitirá que en la época de exámenes te puedas centrar en repasar, en afianzar los conocimientos ya aprendidos, y no en tratar a última hora, de prisa y corriendo, de estudiar aquello que no estudiaste en su momento.

En fechas de exámenes deberás dar al menos 2 repasos a la asignatura. El último repaso se debe realizar en los dos días anteriores al examen.

Lo primero que se deberá hacer cada día es revisar de forma rápida lo estudiado el día anterior, con vistas a ir consolidando los conocimientos. Si un día puedes avanzar más de lo establecido mejor, lo que no se puede es incumplir el objetivo diario.

Estos plazos sólo se podrán cumplir si durante el curso se ha llevado la asignatura al día; si no ha sido así resultará materialmente imposible.

En la planificación realizada a principio de curso, ya estimamos los días que tendríamos antes de cada examen y, en función de ellos, preparar adecuadamente las asignaturas.

Según se van acercando las fechas de los exámenes, deberemos reducir la ansiedad pensando en positivo: he trabajado y me he esforzado, lo más probable es que apruebe y si no es así, siempre tendré otra oportunidad.

También es conveniente practicar técnicas de relajación para hacer frente a los nervios: “los nervios para nada sirven y para todo estorban”.

El día antes del examen preparamos todo el material que vamos a necesitar y lo comprobamos, para evitar sorpresas de última hora (no funciona la calculadora, el bolígrafo se está acabando…) que aumenten nuestro nerviosismo.

Iremos bien descansados al examen, para ello dormiremos las mismas horas que de costumbre, ya que el cansancio puede ser nuestro enemigo en el examen.

El día del examen no debemos repasar, como mucho miraremos por encima las fichas resumen y esquemas realizados en nuestro estudio. Llevaremos un ritmo tranquilo, sin agobios, realizando únicamente las actividades imprescindibles y tomándonos el tiempo necesario para ellas (desayunar tranquilamente, acudir al examen con tiempo suficiente…)

Evita hacer comentarios y participar en conversaciones del tipo: “Seguro que cae esto…, no recuerdo cómo hacer lo otro…”. Te parecerá que no recuerdas nada y aumentará tu nerviosismo.

No intentes comprobar si recuerdas todos los temas o datos, justo antes del examen tu mente está en tensión y no te permitirá reforzar contenidos. Concéntrate en lo que vas a hacer.

¡ Ánimo y a realizar el examen !

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